Costillas de Res Guisadas: sabroso y fácil de preparar

Las costillas de res guisadas, son un plato que bien preparado, no deja mal a nadie. Puede que cambie la sazón, algunos ingredientes, pero el gusto que deja, siempre es fenomenal. Te invito a conocer esta deliciosa y fácil receta, ideal para cualquier parte del mundo.

Sin dudarlo ni un segundo, la costilla de res guisada, es un plato adoptado por toda Latinoamérica, cambiando algunos ingredientes fundamentales. Hace algunas semanas, estuve realizando un proyecto en el oriente de Venezuela y al llegar, comí costilla guisada, estaba muy buena, a pesar de que ligeramente dura, pero el sabor era encantador. Analizando la razón de esto, deduje que además del sofrito, el hueso de la costilla, libera su sustancia a la salsa, logrando una salsa perfecta.

Elección de la costilla de res

Quizás este es uno de los procesos que mayor miedo da, sabiendo que parte de la garantía de salir victorioso de este plato, es la elección de la costilla que usaremos. Dependiendo del lugar del mundo donde te encuentres, el proceso puede variar ligeramente, pero el resultado será el mismo.

En algunos países, la costilla se corta de forma diversa, en Venezuela, la costilla regularmente se corta transversalmente, logrando cortes pequeños, que contienen carne y grasa. En otros lugares, la costilla de res se corta de forma longitudinal hasta el lomo, logrando el conocido Tomahawk. 

Para esta receta, usaremos el corte transversal, con piezas cortas. Este cuenta con la desventaja de la cantidad de grasa, lo que dependerá de la forma de cortar o incluso del tipo de res. Yo recomiendo, independientemente de que si tiene mucha grasa, conseguir piezas que tengan suficiente carne, evitando aquellas que se ve mucho hueso y poca proteína.

Independientemente de la calidad de la pieza, es prácticamente seguro que tendremos que limpiarla antes de prepararla. A mí, particularmente, me gusta que tenga algo de grasa, siendo que le da mucho sabor a la preparación, pero es mejor dejarla lo más limpia posible.

Limpieza de la costilla de res antes de prepararla

Si bien, la grasa aporta sabor a la carne, cuando la preparamos guisada, el exceso puede ser un problema para nuestra receta. En este caso, es completamente necesario limpiarla y retirar todos aquellos elementos que resten presentación, textura y sabor a la receta.

La costilla, regularmente, cuenta con zonas con grasa, estas pueden estar a simple vista en la superficie o pueden estar bajo capas de carne. Es muy importante que visualicemos cuáles tienen grasa y si hace falta cortar la carne para retirar el exceso, lo haremos. 

Es crucial contar con un cuchillo afilado, una tabla para picar y muy cuidado de cortarnos. Con cuidado retiramos esta grasa, la cual regularmente es de color blanca o amarillenta. El color y cantidad dependerá de la edad y tipo de res.

Hay muchas personas que les gusta retirar las capas que no son directamente carne de res, afirmando que son pellejos. A mí, particularmente, me parece que le da carácter al plato, así como mucho sabor, por lo que prefiero no retirar nada adicional a la grasa.

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Ahora sí, receta de costilla de res guisada para hacer en casa

Empecemos, como siempre, por los ingredientes y utensilios que requerimos para preparar las mejores costillas de res guisadas que hayas comido.

Utensilios y herramientas

• Tabla para cortar.
• Cuchillo de cocina.
• Caldero u olla grande.
• Cuchara.

Ingredientes

• 2 Kg de costillas de res.
• 300 gr. de tomate.
• 4 cebollas.
• 1 cabeza de ajo.
• 1 cubito de pollo.
• 1 cubito de res.
• 2 taza de vino tinto.
• 2 litros de agua.
• Aceite de cocina.
• 5 o 6 ajíes dulces.
• 1 cucharada de margarina.

Descubre cómo preparar costillas de res guisadas

Esta receta es muy sencilla, no lo creerás hasta que lo prepares. Pero te advierto algo, si requiere algo de tiempo para lograr que la carne quede muy suave. No te retrasaré más, esta es mi superfácil receta de costillas guisadas.

Lo primero es cortar los aliños. Hay gente a la que le gusta rayarlos, pero la verdad, siento que eso le quita la textura y sabor de la preparación. Si eres de los que no soporta ver una cebolla en su plato, no te preocupes, el calor hará de las suyas y ni te enterarás por allí estuvieron.

Cortaremos todo en cubos pequeños, incluyendo el tomate. Es importante para el sabor, reservar el ajo y la cebolla aparte, siendo estos los primeros ingredientes para nuestro sofrito. Una vez tengamos todos los ingredientes listos y a la mano, llevaremos nuestro caldero a fuego muy alto.

Al tener el caldero bien caliente, agregamos aceite, te recomiendo un par de cucharadas soperas. Luego agregamos la margarina e inmediatamente el ajo u la cebolla. Nunca dejes de remover, recuerda que estamos trabajando con alta temperatura. Agrega un poco de sal, lo que ayuda a caramelizar la cebolla.

Cuando tengamos la cebolla y el ajo listos, añadimos el ají y casi inmediatamente la costilla con una taza de vino tinto. Te recomiendo, verifiques que haya suficiente aceite, recordando que necesitas que se siga sofriendo lo que falta. Es importante que se selle la carne, destacando que cuando tenga algo de color, es hora de agregar el tomate.

Pasados algunos minutos de que se esté sofriendo el tomate, liberará líquido, este será aprovechado por la carne.

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En este momento, debemos poner el agua en el caldero. Te recomiendo que el líquido cubra la carne y lo tapes. Este proceso te permite una adecuada cocción, evitando una sobre evaporación. De todos modos, un truco muy útil es mantener en una olla aparte, agua calentando a fuego bajo, de manera que podamos reponer el agua perdida del caldero.

Si te das cuenta, hasta el momento no hemos agregado sal a la preparación, la intención es que la carne pueda ablandar adecuadamente, la sal ralentiza el proceso, al igual que agregar agua más fría a la receta.

Pasado un poco más de una hora hirviendo, debemos intentar meter un cuchillo a la carne, si esto ocurre, podemos afirmar que ya casi está lista. En ese momento agregamos la sal, los cubitos y la taza restante de vino tinto. Dejamos hervir cerca de media hora más, en este caso puede ser sin tapa para permitir que la salsa quede más concentrada.

Es hora de permitir reposar un poco y luego servir en compañía de arroz blanco y tajadas de plátano maduro.

Espero hayas disfrutado desde la preparación hasta el rico sabor, que te dejará con ganas de más. No olvides dejarnos tus comentarios de que te pareció y que tan rico quedó todo. Hasta una próxima oportunidad,